Cuando uno palpa tanto sufrimiento uno no tiene derecho a pensar en uno. LA MUERTE,LA ENFERMEDAD, EL HAMBRE, CUESTA DECIRLO, PERO ES REAL, ES LA REALIDAD DE CADA DÍA AQUÍ (en Rwanda) PARA MILLONES DE GENTES... Me cuesta decirlo, pero es real, es la realidad de cada día aquí para millares de gentes. Me cuesta tener lo necesario para vivir mientras otros hermanos no lo tienen. Te digo esto para que no te vayas a preocupar por mí. Yo estoy muy bien, con muchas ganas de trabajar, de AMAR y de descubrir el paso de Dios.
No te quiero decir adiós sin preguntarte otra vez por tu salud. Sabes que es un don de Dios y que tienes que hacer por vivir. Hay gente que necesita de tu presencia, de tu delicadeza, de tu sensibilidad, de tu sonrisa. El sufrimiento acerca a Dios y purifica, abre a los que nos rodean ¿verdad?
Te dejo. Un abrazo grande de tu sobrina y ahijada
1980 - a los 30 años.